martes, 15 de julio de 2008

AGRICULTURA DE VENEZUELA EN LA EPOCA PREHISPANICA

Prehispánico Si bien el hombre fabricó artefactos desde hace más de 1.000.000 de años, las primeras plantas y animales domesticados tienen una antigüedad que escasamente sobrepasa los 10.000 años. Con la domesticación, el hombre logró controlar el ambiente físico, es decir, la fuente básica de energía alimenticia, lo cual permitió un modo de vida que no sólo solucionaba el problema de la obtención de alimentos, sino que promovía la noción de que él podía modificar el ambiente físico y adaptarlo a sus propias necesidades. La especialización alimenticia que se produjo a través de la domesticación no sólo trajo consigo un aumento considerable en la cantidad de alimentos, sino una mayor estabilidad en su suministro y esto, frecuentemente, permitió el aumento poblacional. La agricultura forma parte del medio ambiente en el cual se practica y por ello, los diversos sistemas agrícolas, ya sean cultivos primitivos (paleotécnicos) o modernos (neotécnicos), son tipos distintivos de ecosistemas modificados por el hombre. Cuando se estudian los ecosistemas naturales se puede hacer una distinción entre los ecosistemas generalizados y los especializados, lo cual también es aplicable a los agrícolas. Los ecosistemas naturales generalizados son aquellos que contienen un gran número de especies animales y vegetales, cada una de las cuales está representada por un reducido número de organismos. Por el contrario, los ecosistemas especializados se caracterizan por una limitada variedad de especies, integradas por un elevado número de individuos. Se ha pensado que el surgimiento de la agricultura se relaciona con los grupos recolectores, cazadores y pescadores generalizados, quienes subsistían con base en la explotación de una variada gama de plantas y animales terrestres y acuáticos. Dadas las características de su explotación alimenticia, estos grupos deben haber sido más sedentarios, un hecho que debe haber permitido un mejor conocimiento de su medio ambiente, favoreciendo en esta forma, los experimentos hacia la domesticación. Igualmente, se ha inferido que las zonas más propicias para la invención de la agricultura hayan sido las áreas marginales de transición, como por ejemplo las zonas limítrofes entre selva y sabana, o entre tierras altas y bajas, ya que las mismas generalmente tienen una alta productividad así como una mayor variedad y disponibilidad de especies; también algunas zonas costeras del mar, ríos y lagos donde la explotación de peces y otros animales acuáticos pueda mantener un modo de subsistencia más sedentario del que permite la caza de pequeños mamíferos. La aparición de la agricultura llevó aparejada una mayor sedentariedad, lo cual posibilitó un aumento poblacional y de relaciones sociales más complejas.
La agricultura en América: Desde la época prehispánica han existido en la agricultura americana 2 sistemas agrícolas bien diferenciados: la vegecultura y la agricultura de semillas. La primera depende de la reproducción vegetativa (por estacas) y representa uno de los sistemas agrícolas más desarrollados en las tierras húmedas bajas tropicales, no sólo de América, sino de África y del sureste asiático. En este sistema los cultivos básicos son plantas que tienen grandes raíces, rizomas o tubérculos ricos en almidón y azúcar. Por ello, en estos sistemas, las proteínas necesarias para la alimentación provienen de la explotación de los recursos animales. En la América indígena los cultivos básicos de este sistema fueron: la yuca (Manihot esculenta), la batata (Ipomea batatas) y el ocumo (Xantosoma sagittifolium). La vegecultura tropical americana tuvo una extensión hacia tierras templadas y frías de los Andes suramericanos a través del cultivo de la papa (Solanum tuberosum), la cual se combinó en los lugares más altos con otros tubérculos de importancia secundaria como la oca (Oxalis tuberosai), la racacha (Arracacia xantorrhiza), el ulluco (Ullucus tuberosus), etc. La agricultura de semillas, en cambio, caracteriza a los trópicos secos y a las regiones subtropicales. En este caso, la reproducción de las plantas se hace mediante semillas, y los cultivos más importantes son: el maíz (Zea mays), el frijol (Phaseoulus Sp.), las calabazas (Curcubita Sp.), etc. En la agricultura aborigen americana la combinación de maíz-frijol fue particularmente importante dado que ambas plantas se complementan desde el punto de vista nutricional. El maíz es un grano rico en almidón pero deficiente en proteínas y en ciertos aminoácidos, mientras que el frijol no sólo tiene un alto contenido de proteínas sino que contiene, además, aquellos aminoácidos de los que carece el primero. En la parte alta de los Andes, las semillas de quinua (Chenopodium quinoa) cumplen una función similar como productoras de proteínas en una agricultura dominada por tubérculos. Independientemente de la naturaleza de los cultivos básicos, ambos sistemas, el de vegecultura y el de agricultura de semillas, son policulturales, ya que además de proveer los productos alimenticios, generalmente suministran toda una gama de plantas que sirven para satisfacer otras necesidades de la vida cotidiana (por ej., depósitos, venenos, plantas medicinales, fibras, estimulantes alucinógenos, etc.) Antes de la llegada de los europeos al continente, los indígenas americanos ya habían domesticado y estaban cultivando más de 100 plantas, entre las cuales se cuentan muchas que tienen actualmente importancia internacional, como el maíz, la papa, la yuca, el maní, el frijol, las calabazas, los ajíes, la vainilla, el girasol, la batata, el aguacate, el tabaco, la coca, el cacao, la piña, el tomate y el algodón (todas las variedades comerciales modernas de algodón tuvieron como base las variedades americanas). Tanto la evidencia botánica como la arqueológica sugieren que en América existieron múltiples centros de domesticación, ya que las diferentes secuencias regionales comienzan con aquellas plantas que estaban disponibles localmente en su forma silvestre y además, los cultivos básicos presentan una posición distinta. Una vez transcurrido el período de experimentación en las diversas regiones, se estableció un intercambio de plantas útiles (por ej., ciertas razas de maíz fueron llevadas desde Mesoamérica hacia Suramérica y viceversa, mientras que el tabaco, el maní, la piña y el tomate llegaron a México procedentes de Suramérica). Igualmente, mediante un proceso de dispersión secundaria, la agricultura fue llevada desde las áreas de experimentación (domesticación) hacia otras. Se puede decir que la última gran dispersión de las plantas americanas domesticadas ocurrió a raíz de su traslado a Europa y, desde allí, pasaron al resto del mundo. Las plantas domesticadas originarias de América, constituyen en la actualidad el 40% de la producción mundial de alimentos.
La agricultura prehispánica en Venezuela: La evidencia disponible indica que los indígenas americanos penetraron al Nuevo Mundo desde Asia a través del estrecho de Bering, extendiéndose posteriormente a todo el continente. Si bien, de acuerdo con Rouse y Cruxent, este hecho puede haber ocurrido hace más de 40.000 años, las evidencias correspondientes a estos primeros pobladores del territorio venezolano tienen una antigüedad que solamente oscila entre los 15. 000 y los 5.000 años a. C. La subsistencia de los grupos paleoindios se basó fundamentalmente en la caza de grandes mamíferos hoy extintos. A partir de los 8.000 años a. C. (época mesoindia) y en respuesta a los cambios climáticos y geológicos que indujeron otros en la flora y la fauna, algunos grupos indígenas comenzaron a depender de otros medios de subsistencia tales como: la pesca fluvial, lacustre y la marítima, la recolección de productos vegetales silvestres y, eventualmente, la agricultura. Si bien los modos de vida paleo y meso-indio sobrevivieron en algunos lugares apartados hasta la llegada de los españoles, la agricultura se convirtió en el medio de subsistencia básico de la mayoría de los grupos indígenas venezolanos a partir de los 1.000 años a. C. Se ha sugerido que la agricultura prehispánica venezolana ha tenido 2 fuentes: la de los granos (maíz y otros productos asociados) y la de los tubérculos (yuca, etc.) Hasta hace pocos años, las evidencias más antiguas (aproximadamente 3.000 años a. C.), provenían de Rancho Peludo, yacimiento del estado Zulia. Recientemente, sin embargo, se han obtenido datos similares para La Gruta, yacimiento del Orinoco medio. Si bien algunas de las fechas de La Gruta datan del segundo milenio a. C., su aceptación aún no es definitiva. Lo que se conoce sobre el cultivo de la yuca en la Venezuela prehispánica, hasta ahora se ha basado en evidencias indirectas (hallazgo de fragmentos de budare, un instrumento destinado a la cocción de las tortas de casabe), ya que debido a las pobres condiciones de preservación ha sido imposible encontrar restos de la planta. Como ya se dijo, es alrededor de los 1.000 años a. C. cuando la mayor parte de los grupos aborígenes adopta la agricultura intensiva. Asimismo, es probable que haya sido durante este período cuando el cultivo del maíz penetró desde el sector occidental de Suramérica (donde su cultivo es muy antiguo) al actual territorio venezolano, difundiéndose inmediatamente en todo el occidente venezolano. Las evidencias tempranas relativas al cultivo del maíz datan de comienzos del primer milenio a. C., están asociadas con la gente osoide y provienen del estado Barinas. La yuca, en cambio, fue el cultivo dominante en el Caribe, en el oriente y en las regiones selváticas del sur de Venezuela. No está claro aún si fue introducida desde la costa caribe de lo que es hoy Colombia, o si pudo haber sido domesticada por los grupos mesoindios del oriente de Venezuela. A partir de los 1.000 años d. C., esta dicotomía agrícola se hace menos precisa produciéndose en muchos sitios la coexistencia de ambos cultivos y la sustitución de uno por el otro. En las tierras altas de los Andes venezolanos, al igual que en el resto de los Andes americanos, los indígenas practicaron la variante de vegecultura de tierras altas, cultivando la papa, la oca, el ulluco, etc. La adopción y/o desarrollo de la agricultura por parte de los indígenas venezolanos debe haber conducido a un aumento considerable de la población, la cual requirió en muchas oportunidades de una intensificación que no sólo debió implicar la aplicación de nuevos procedimientos para incrementar la producción de los sistemas tradicionales (por ej., extensión de las áreas del cultivo, reducción de los períodos de descanso, etc.) Los campos elevados de cultivo recientemente descubiertos en los llanos, las terrazas o andenes de los Andes así como los canales de riego mencionados para el área de Barquisimeto representan ejemplos concretos de la intensificación agrícola aborigen. Se puede decir que en la agricultura venezolana actual coexisten los sistemas indígenas prehispánicos con los métodos modernos cuya antigüedad no sobrepasa el medio siglo.
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