martes, 25 de noviembre de 2008

CAMBIO EN LOS PATRONES ESPACIALES DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA

AGROALIMENTARIA Nº 3.Diciembre 1996
CAMBIOS EN LOS PATRONES ESPACIALES DE LA AGRICULTURA
VENEZOLANA(1970-1990)
Luisa Elena Molina
Instituto de geografía ULA.Mérida,Venezuela.
En este trabajo se presenta una caracterización general de los patrones de distribución
espacial de la actividad agrícola venezolana, así como sus variaciones más significativas a
nivel de entidades federales durante el período 1970-1990.
Los aspectos que serán tratados a continuación se ceñírán a la siguiente consecuencia:
en primer lugar se efectuará una breve referencia a la importancia del estudio temporo-
espacíal de la actividad agrícola tomando como unidad de referencia, por una parte, las
divisiones político administrativas y, por otra, los renglones destinados a usos
agroalimentaríos divididos en función de los sistemas de producción agrícola empleados
para su realización. En segundo lugar se comentarán algunos aspectos de carácter
metodológico. Finalmente, serán discutidos los principales cambios espaciales que se
registran durante el período considerado, la situación reciente de la distribución geográfica
de los distintos renglones y la importancia relativa de los mismos en términos de su
participación en la superficie cosechada a nivel nacional.
LOS PATRONES ESPACIALES DE LA AGRICULTURA: PRECISIONES
CONCEPTUALES.
Tal como señala Santos, «La naturaleza socializada debe identificarse con aquello que los
geógrafos denominan el espacio o espacio geográfico. El espacio es un hecho social en el
sentido de que K.Kosik define a los fenómenos sociales: un hecho histórico, en la medida
en que lo reconocemos como un elemento de un conjunto y realiza así una doble función
que le asegura, efectivamente, la condición de hecho histórico: de un lado, se define el
conjunto; es a la vez productor y producto; determinado; un revelador que permite ser
descifrado por los mismos a los que revela; y al mismo tiempo, cuando adquiere un
significado auténtico, atribuye un sentido a las cosas. Según esta acepción el espacio es un
hecho social, un factor social y una instancia social» (Santos;1990:146).
Por otra parte, el mísmo autor expresa que «los objetos geográficos aparecen en las
localizaciones, correspondiendo a los objetivos de la producción de un momento dado y, a
continuación, por su propia presencia, influye sobre los subsiguientes momentos de la
producción» (Santos; 1990:155).
Dentro de la perspectiva que reflejan las ideas anteriormente destacadas, la actividad
agrícola sería aprehendida como un proceso capaz de promover dinámicas espaciales
concretas, de acuerdo a los objetivos perseguidos por sus autores y gestores en el marco de
formaciones sociales específicas: es decir, la actividad agrícola genera espacio, en tanto
hecho histórico y hecho social. No obstante, el espacio producido históricamente por la
sociedad se convierte, a su vez, en un factor influyente sobre las subsiguientes posibilidades
de mantener, transformar o reacomodar la o las actividades productivas.
De acuerdo a los fundamentos conceptuales que anteriormente se han comentado,
considero que los patrones espaciales pueden ser definidos como: modelos de
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distribución que caracterizan a los distintos rubros agrícolas en un momento
determinado, cuyas posibilidades de mantenimiento, reproducción, transformación,
involución o extinción en el tiempo dependen, por una parte, de] rol atribuido a cada
rubro, por el sistema y sus agentes sociales y productivos y, por otra, al espacio
producido y a las tendencias de organización que los distintos rubros hayan generado
históricamente promoviendo, o no, la reproducción de sus principales líneas de fuerza.
Temporalmente, los patrones espaciales pueden variar de manera conyuntural,
estructural, o mantener tendencias inercíales. En un mismo tiempo, los patrones de distintos
renglones no necesariamente deberían seguir las mismas Tendencias. Cambios en los
precios, en las tecnologías Utilizadas, en los sistemas de producción agrícola, en las
políticas macroeconómicas y sectoriales, en los hábitos de consumo, pueden por ejemplo,
provocar aumento o disminuciones en las superficies cosechadas, producción y rendimiento
de rubros sensibles, más no necesariamente en todos los rubros sometidos a uso agrícola, en
la sociedad donde tales modificaciones operan.
El espacio»... debe considerarse como un verdadero campo de fuerzas cuya
aceleración es desigual... y como un conjunto de relaciones a través de las funciones y de
las formas que se presentan como testimonio de una historia escrita por procesos del pasado
y del presente' (Santos; 1990:138).
Los cambios o la permanencia en el tiempo de un determinado patrón espacial también
dependen, por otra parte, de la «rígídez» o «malcabílídad» del espacio geográfico
preexistente entendido, tal como se señaló antes, como «espacio socializados el capital
invertido en equipos, la infraestructura interna y externa (de apoyo) a las unidades de
producción, los mercados, la presencia de agroindustrias, los patrones culturales, tienen una
expresión material en el espacio y éste, una vez generado, se convierte en factor influyente
sobre los niveles y ritmos de la actividad productiva. Como apunta Castell «el espacio...es
una circunstancia histórica y una forma social que recibe su significado de los procesos
sociales expresados a través de él. Por la manera particular de articulación de las instancias
estructurales constituidas, el espacio puede producir, en cambio, efectos específicos sobre
los otros dominios de la circunstancia social» (Castell; 1971).
Es posible entonces reconocer diferencias en las tendencias de evolución temporal
de los patrones espaciales.
Geográficamente, los patrones espaciales permiten identificar la localización
dominante de un fenómeno en un momento determinado, a partir de la selección de.una
unidad espacial de referencia. Si se cuenta con dos o más cortes en el tiempo, pueden
identificarse los cambios observados por la localización dominante.
La reproducción o desarticulación de un patrón espacial depende, entre otros aspectos,
de la fuerza de las condiciones localistas del pasado, de la movilidad relativa del capital
entre nuevos lugares de inversión y aquéllos a los que hay que seguir apoyando, y del
mantenimiento o las transformaciones de determinados patrones sociales y productivos
derivados de uno o distintos modos de producción que pueden estar vigentes o haberse
extinguido en el tiempo, pero en todo caso siguen presentes en el espacio (Santos; 1990.).
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Con arreglo a las reflexiones anteriores, el objetivo que se persigue en este trabajo, es
efectuar una caracterización de los patrones espaciales mediante el estudio de la
localización dominante y sus variaciones entre 1970 y 1990, de 21 rublos agrícolas que han
sido seleccionados en función de su importancia relativa en los hábitos de consumo
alimentario de la población venezolana. Por otro lado, para los mismos rubros se estudiarán
las características de las tendencias temporales que tales patrones exhiben.
METODOLOGÍA
En términos empíricos, para caracterizar los patrones espaciales de la agricultura
venezolana, se tomará como unidad espacial de referencia la división político-territorial
a nivel de entidades federales.
Se reconoce que las dinámicas espaciales transcienden los límites territoriales; sin
embargo, la selección de este criterio se debe a que, en el caso venezolano, la dinámica de
la agricultura ha estado altamente influenciada por la inversión y el gasto público de1
Estado (Gutiérrez; 1992). La asignación de presupuestos ordinarios y de egresos
extraordinarios se efectúa a través de las entidades federales y de los órganos de la
Administración Central Descentralizada. Parece por tanto importante, efectuar estudios que
revelan resultados, a nivel de las mismas unidades político- administrativas, a través de las
cuales se realizan generalmente tanto el gasto como la inversión pública.
Otra razón que explica la selección del criterio territorial, es que la única fuente que
permite hacer un seguimiento temporal a los cambios de uso, es el Anuario Estadístico
Agropecuario que dita el Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), cuyos registros de
superficie cosechada, producción y rendimiento se presentan en términos de agregados
nacionales y de entidades político- administrativas.
En este sentido, las fuentes básicas de información están constituidas por las
estadísticas oficiales publicadas en los anuarios correspondientes al período 1970-1988.
Para cubrir la información del lapso 1989-1990 se ha recurrido a datos oficiales no
publicados y sujetos a revisión, pertenecientes al mismo organismo (MAC).
Por otra parte se han seleccionado veintiún renglones del sector agrícola vegetal y
cinco del sector agrícola animal, que se dentifican en el cuadro Nº 1, clasificados en
función de los Sistemas de Producción Agrícola dentro de los cuales se incorporan, de
acuerdo a la clasificación de Avilán y Eder (1986). Es conveniente destacar que en caso de
los renglones frutícolas no se toman en cuenta los cítricos y no cítricos, salvo el caso del
cambur, por cuanto los anuarios sólo presentan -para dichos rubros- resultados a nivel de
agregados nacionales. Aunque se obtuvo información de superficie, producción y
rendimiento del Fondo Frutícola Nacional, los datos se refieren a un momento (1989-1990),
lo cual aunque sirve a los fines de establecer la localización dominante, no permite
distinguir los cambios que la misma puede haber sufrido en el tiempo.
En un intento por clasificar los patrones espaciales se adoptará la siguiente
diferenciación partiendo de la proporción en que participan las entidades federales en la
superficie cosechada nacional:
1. Patrón espacial disperso: rubros que a nivel de entidad federal aportan menos del 10% de
la superficie cosechada (sector agrícola vegetal) o de la existencia (sector agrícola animal).
2. Patrón espacial moderadamente disperso: 40% de la superficie cosechada o de la
existencia con tendencia a la concentración, 60% con tendencia a la dispersión.
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3. Patrón espacial moderadamente concentrado: 60% de la superficie cosechada o de la
existencia con tendencia a la concentración, 40% con tendencia a la dispersión.
CUADRO Nº 1
CLASIFICACIÓN DE RENGLONES AGROALIMENTARIOS POR SISTEMAS
DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA.
SISTEMA DE PRODUCCIÓN RENGLONES
CULTIVOS ANUALES
MECANIZADOS
CEREALES
ARROZ
MAÍZ
SORGO
LEGUMINOSAS
OLEAGINOSAS
CARAOTAS
FRIJOL
AJONJOLÍ
ALGODÓN
GIRASOL
MANÍ
HORTICULTURA COMERCIAL
TOMATE
PIMENTÓN
PISO BAJO
CEBOLLA
AJO
PAPA
PISO ALTO
ZANAHORIA
PLANTACIÓN
CAFÉ
CACAO
CAMBUR
PIÑA
PLATANO
CAÑA DE AZÚCAR
GANADERÍA
EXTENSIVA Y SEMIENTENSIVA
INTENSIVA
GANADO BOVINO
LECHE
PASTOS
GANADO PORCINO
AVES
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4. Patrón espacíal concentrado: cuando una o varias entidades aportan más del 30% a la
superficie cosechada o la existencia total.
5. Patrón dual (concentrado-disperso): en los casos en que un alto porcentaje de la
superficie cosechada o de la existencia, cercano al 50%, se distribuye de manera
concentrada y el resto de forma dispersa.
En cuanto a las tendencias temporales de los patrones espaciales se adoptará la
siguiente diferenciación:
1. Patrones inerciales, para aquéllos rubros que mantienen en el tiempo participaciones
relativas similares con relación a la superficie cosechada total, independientemente de que
en términos absolutos ésta haya aumentado o disminuido.
2. Patrones moderadamente dinámicos para el caso de rubros en los que las entidades
federares muestran cambios porcentuales de reacomodo en su distribución geográfica que
oscilen entre el 10 y el 20% con relación a la superficie cosechada nacional.
3. Patrones dinámicos, cuando una o varías entidades federales cambian su participación
porcentual en el tiempo, apareciendo como generadora de valores que oscilen entre el 20 y
30%.
4. Patrones muy dinámicos cuando se presenten una tendencia de marcada concentración en
las que muy pocas entidades pasan a generar, durante el período considerado, más del 30%
de la superficíe cosechada total.
5. Patrones regresivos, cuando la superficie cosechada tiende a descender en términos
absolutos, sin que ocurra paralelamente un aumento de los rendimientos y, por ende, de la
producción. Igualmente para los casos en que la superficie cosechada se mantiene constante
pero disminuye la producción debido a un descenso en los rendimientos.
ALGUNAS DIFICULTADES PARA LA REALIZACIÓN DEL ESTUDIO
Antes de exponer los resultados obtenidos, es necesario comentar algunas dificultades que
se hallaron en el proceso de acopio de información estadística.
Para la realización del trabajo fue necesario construir una base de datos en la cual se
agruparon a nivel de entidad federal los resultados de superficie, producción y rendimiento
por entidad federal para un total de 33 rubios agroalimentarios. Tal como se indicó
anteriormente, esta información aparece registrada en los Anuarios Agropecuarios.
Conviene comentar, sin embargo, algunos problemas que aletargaron el proceso de
recopilación de las fuentes:
1. Retraso de las publicaciones. En nuestro país, los anuarios estadísticos se publican con
retraso de tres a cuatro años; para nuestro caso, se había elaborado una primera
aproximación del estudio con estadísticas preliminares sujetas a revisión por el órgano
respectivo, no publicadas, para el período 1986-1990. Afortunadamente en los últimos dos
años se editaron los anuarios correspondientes al período 1986-1988, lo que permitió
corregir los datos preliminares que, por cierto, presentaban para muchos renglones
diferencias estadísticas notables con relación a las cifras definitivas oficialmente
publicadas.
2. No todos los rubros seleccionados aparecen con información dísgregada a nivel de
entidades federales, en algunos casos ello ocurre sólo para algunos años de la serie
considerada. Particularmente puede destacarse que la mayoría de los renglones frutícolas
(naranja, mango, lechosa, patilla, melón, entre otros) sólo cuenta con información agregada
por totales nacionales. Esto es llamativo en un país que, como el nuestro, es catalogado con
altas potencialidades para la producción de frutales permanentes, semi-permanentes y
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anuales, especialmente a nivel de pisos altítudinales bajos. La existencia del Fondo
Frutícola Nacional, haría suponer que en el país existe un detallado conocimiento, no sólo
de la localización, sino del estado actual de las plantaciones, lo cual no es cierto. Visitas y
entrevistas a este organismo apenas permitieron conocer estimaciones por entidad federal
para los años 1989 y 1990. Para otros rubros, igualmente incluidos dentro del sistema de
plantaciones, la situación es análoga; tal es el caso de la palma aceitera y el coco.
3. A la falta de uniformidad en cuanto al nivel de desagregación político-administrativo en
que se presenta las estadísticas, se une otro problema que tiene que ver con las unidades de
medida en que aparecen señalados los registros de producción; así, aunque la mayoría de
los rubros se miden en términos de toneladas, algunos aparecen contabilizados en otras
unidades como por, ejemplo, el cambur y el plátano que vienen expresados en racimos,
para algunos años, en miles de unidades, para otros, y recientemente, en toneladas.
4. Otro rubro que fue difícil de analizar fue el de pastos (naturales y cultivados), dado que
las cifras muestran resultados que parecieran erróneos para el caso de los pastos naturales y,
por otra parte, la información en términos de superficie, sólo fue registrada hasta el año
1980.
Si bien en este trabajo no se han incluido algunos de los rubros y variables
mencionados anteriormente, los comentarios anteriores se exponen pues explican las
dificultades en la labor de recabación estadística y tratamiento de los datos.
RESULTADOS OBTENIDOS
Tal como se señaló en los párrafos anteriores, para estudiar los patrones especiales de la
agricultura en Venezuela, se emplearon dos clasificaciones que, de alguna manera, fueron
el resultado de una combinación interactíva tanto del análisis de los resultados empíricos y
las agregaciones a que daban origen, como de consideraciones teóricas previas
especialmente la sujeción a algunas clasificaciones antes aplicadas por otros investigadores,
especialmente en materia de sistemas de producción agrícola (Avílán y Eder; 1986).
Las diferenciaciones a que se aluden son: Patrones Espaciales en términos de
localización dominante y Tendencias Temporales de los Patrones Espaciales.
En uno y otro caso, los resultados demuestran que los patrones espaciales de nuestra
agricultura se caracterizan por presentar modelos múltiples, con tendencias temporales
también variables.
Los cultivos anuales mecanizados, que incluyen los grupos de cereales, oleaginosas y
leguminosas, presentaron en la mayoría de los rubros patrones concentrados en lo referente
a la localización dominante. La mayoría de los Estados que participan de la superficie
cosechada, se localizan en los llanos venezolanos; no todos los patrones muestran, sin
embargo continuidad geográfica, aunque de manera general puede indicarse que se ubican
en las regiones llaneras (central, occidental y oriental).
Las entidades federales que aparecen con mayor frecuencia como lugares de
localización dominante son Guárico y Portuguesa, para los cereales; y Portuguesa,
Anzoáteguí y Barínas para las oleaginosas. A diferencia de estos dos grupos, las
legumínosas-presentan patrones que entre 1970 y 1990 han variado de moderadamente
dispersos a duales. La concentración en los primeros dos grupos (cereales y oleagínosas)
esta relacionada con el predominio del sistema de producción de cultivos anuales
mecanizados, mientras que la caraota y el frijol son reproducidos en muchas entidades bajo
el sistema de producción de subsistencia y semicornercial.
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Entre los cereales, el caso del maíz también puede diferenciarse, por cuanto en su
patrón dual de distribución (concentrado-disperso), también parece influir la presencia de
los dos sistemas de producción indicados (cultivos anuales mecanizados como dominante, y
agricultura de subsistencia y semicomercial como complementario).
En cuanto a la tendencia temporal de los patrones, de acuerdo a la clasificación
propuesta cada rubro se ubica en una categorízación distinta; es decir, en su evolución
temporal los rubros del sistema cultivos anuales mecanizados no han presentado
comportamientos similares. En el grupo de los cereales, el arroz y el maíz muestran
tendencias inerciales y moderadamente dinámicas, respectivamente. Por otra parte, en
términos de superficie cosechada en valores absolutos, ambos exhiben decrecimiento. El
sorgo, por el contrario, evolucionó en el lapso con tendencia muy dinámica y, en valores
absolutos, su superficie pasó de 2712 a 175795 hectáreas, entre 1970 y 1990.
Casi todas las oleagínosas y leguminosas, salvo el caso del algodón, presentaron
tendencias regresivas (ajonjolí, maní y frijol) e ínerciales (caraotas). Del mismo modo, a
excepción del algodón en todos los rubros se observaron disminuciones de las respectivas
superficies cosechadas.
En el sistema de Horticultura Comercial, hay leves diferencias en los cambios de la
localización dominante entre las hortalizas de piso alto y las de piso bajo. En el caso de las
Hortalizas de piso alto, los patrones de localización dominantes son: concentrado y
moderadamente concentrado, disminuyéndose la superficie cosechada de ajo, zanahoria y
papa en los Estados Táchíra, Mérída y Trujillo.
En este caso, la continuidad geográfica de la producción se cumple, toda vez que se
trata de rubros cuya mayor exigencia en términos agroecológicos se vincula con la
temperatura. El único caso en que ello no ocurre es en el de la papa, donde la presencia de
Lara, Carabobo y Aragua como productores importantes se debe a la introducción, en
dichas entidades, de variedades adaptadas a temperaturas mayores. La importancia relativa
de estas variedades ha sido tal, que Lara desplazó a los Estados tradicionalmente
productores de este rubio.
En las hortalizas de piso bajo, los patrones se clasifican con evoluciones análogas
para el tomate y el pimentón, los cuales pasaron de moderadamente concentrados en 1970 a
duales en 1990. Este resultado indica que ha habido un reacomodo de la distribución de la
superficie cosechada que evidencia el incremento de la importancia relativa, como
productores, de los Estados Lara y Aragua. No obstante un porcentaje importante de la
superficie cosechada, cercano al 50% se distribuye de manera dispersa.
En cuanto a la localización dominante, para el pimentón, además de Lara y Aragua,
debe señalarse el Estado Falcón; en el caso del tomate, en los últimos años ha aumentado su
participación relativa en los Estados Portuguesa y Guárico. La clasificación inherente a la
tendencia entre 1970 y 1990, arrojó como resultado el predominio de patrones dinámicos
(ajo, zanahoria, tomate), moderadamente dinámicos (papa y cebolla) y muy dinámico
(pimentón). En todos los rubros hubo incrementos absolutos en la superficie cosechada, lo
cual debe explicarse, fundamentalmente, por la instalación de sistemas de riego en los
valles altos de la región andina realizada por la Corporación de Los Andes y por las obras
de riego privadas, en el caso de las hortalizas de piso bajo.
Los patrones espaciales de los rubros clasificados dentro del sistema de Plantación
generaron los siguientes resultados: moderadamente concentrado y concentrado, para el
café y el. cacao, respectivamente, sin variaciones en la localización dominante.
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En café se localiza en los Estados Táchira, Mérida, Trujíllo y Sucre, que aportaron
entre 52 (1970) y 54 % (1990) a la superticie cosechada total, el resto de la superficie se
distribuye de manera dispersa (menos del 10%) en otras 12 entidades. El cacao se encuentra
en Sucre y Miranda que participan con un porcentaje del 87% con relación a la superficie
total. La tendencia temporal de los patrones es inercial para el café y regresiva para el
cacao. En valores absolutos la superficie cosechada de café ha aumentado, mientras que la
del cacao ha disminuido.
El cambur y el plátano mantienen en el tiempo sus respectivos patrones de
localización dominante. El cambur se presenta disperso, hallándose entre los productores
21 entidades federales, de las 22 que componen el país. El plátano se muestra con un patrón
dual, en el que Zulia destaca como aportador del 48% (1970) y el 52% (1990) de la
superficie cosechada, en tanto que el porcentaje residual se distribuye en forma dispersa
(<10% por entidades productoras).
La caña de azúcar presenta un patrón moderadamente concentrado que no se modifica
en el lapso. En este rubro, cuatro entidades federales (Portuguesa, Yaracuy, Lara y Aragua)
cuentan con el 84% de la superficie cosechada. La distribución de la superficie está
altamente relacionada con la localización de los centrales azucareros y con las exigencias
agroecológicas del cultivo.
La píña modificó su patrón entre 1970 y 1990, al pasar de moderadamente
concentrado a dual. Así, mientras en 1970 habían cuatro Estados entre los productores más
importantes (Lara, Trujillo, Carabobo y Táchira) en 1990, sólo Lara concentró el 50% de la
superficie cosechada con respecto al país.
Los patrones temporales de estos rubros son en todos los casos inerciales, es decir, que
no hubo variaciones significativas en la distribución de la superficie al interior del país y
tampoco en la superficie cosechada a nivel nacional.
En los sistemas pertenecientes al sector agrícola animal, los resultados obtenidos
fueron los siguientes: en los rubros de ganadería bovina, pastos y leche predomina el patrón
dual, salvo el caso de los pastos naturales que se cataloga entre los moderadamente
concentrados. La existencia de ganado bovino presenta un 48% en tres entidades (Zulia,
Apure y Guárico) el 52% restante se distribuye disperso en 17 Estados. En cuanto a los
pastos naturales, Apure, Bolívar, Guárico y Barinas son los que cuentan con mayor
superficie al agrupar, en conjunto, el 65% de la superficie total. El Estado Zulia cuenta, a su
vez, con un 53% del total de los pastos cultivados y aporta el 66% de la producción
nacional de leche.
La existencia de porcinos refleja fundamentalmente a los rebaños que se manejan
mediante sistemas intensivos. El patrón varió de concentrado a moderadamente disperso.
En 1970, cuatro entidades (Miranda, Distrito Federal, Aragua y Carabobo) contaban con el
90% de la existencia, en 1990, dos entidades (Aragua y Miranda) contaban con el 39% del
rebaño y el porcentaje restante (61%) se encontraba distribuido en 17 entidades. Si bien la
tendencia temporal es moderadamente dinámica en respuesta a estos cambios de
localización, la existencia en valores absolutos ha descendido, lo cual probablemente se
asocia por una parte, a la disminución observada a nivel de consumo, debido al aumento de
los precios en los bienes alimentarios derivados de este rubro y, por otra parte, al
incremento de los precios de las materias primas de procedencia importada como
consecuencia de la apertura económica y de la devaluación monetaria del Bolívar.
Posiblemente, los procesos de relocalización se asocien a la búsqueda de ventajas
comparativas.
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El patrón espacial de la existencia de aves tampoco exhibió variaciones en el tiempo,
manteniéndose entre 1970 y 1990 en la categoría de moderadamente concentrado. Miranda,
Aragua, Carabobo y Zulia, destacan como las entidades de localización dominante. En su
tendencia temporal, el patrón es moderadamente dinámico y la existencia aumentó en
términos absolutos.
Los resultados permiten llegar a las siguientes conclusiones:
1. La agricultura venezolana se caracteriza por presentar patrones espaciales múltiples, con
ciertas analogías en el comportamiento, cuando los grupos se agrupan de acuerdo a los
sistemas de producción característicos. Estos resultados corroboran la análoga conclusión
obtenida por Avilán y Eder (1986) en el estudio sobre los Sistemas y la Regiones Agrícolas
de Venezuela, aunque dichos autores aplicaron una metodología distinta.
2. Los rubros más dinámicos son los cereales, dentro de los sistemas de cultivos anuales, y
las hortalizas. Este resultado probablemente se explique mediante distintas razones. En el
caso de los cereales pueden indicarse que constituyen rubros de importante participación en
el patrón de consumo del venezolano; han sido igualmente objeto de medidas de política
importante que han influido en algunos casos de manera positiva, en otros de manera
negativa, en sus resultados en términos de superficie y producción. En cuanto a las
hortalizas, probablemente la introducción de riego y leves incrementos en el consumo,
explica su evolución temporo-espacial.
3. Los rubros que presentan tendencias ínerciales y, en algunos casos, regresivas, se
vinculan a sistemas de producción que han perdido importancia relativa como, la
agricultura de subsistencia y semicomercial. Probablemente si se hubiesen incluido otros
renglones más importantes dentro de estos sistemas como la yuca y otras raíces, el
resultado sería más contundente. Lo que se quiere significar es que los sistemas de
producción adelantados por la población campesina no han evolucionado con tendencias
dinámicas sino, más bien, involutivas y que, probablemente, las políticas dirigidas al sector,
fundamentalmente a través de los órganos de la Reforma Agraria, no obtuvieron éxito con
las políticas y acciones aplicadas a los campesinos y pequeños productores. Esto demuestra
de alguna manera la consideración teórica que efectuáramos al comienzo, en cuanto a que
la evolución de los patrones espaciales esta asocíada positivamente con la importancia
relativa que los distintos rubros tienen para los actores y gestores de la agricultura, dentro
de los cuales se incluyen tanto los particulares como el Estado. Otros renglones de
tendencia inercial son las plantaciones, destacan por su importancia el café y el cacao que,
habiendo jugado roles importantes en la economía nacional hasta mediados del presente
siglo, se mantienen hoy, más como “la memoria de un presente que fue”, para decirlo en
palabras de Morgenstern (citado por Santos;1990:154), que en condición de cultivos
objetos de medidas de política estatal y de inversión privada, tendientes a su dinamización
en el marco de la agricultura de corte capitalista.
4. El comportamiento observado por algunos cultivos de subsistencia y semicomercial, así
como por algunas plantaciones demuestra la validez del planteamiento teórico de Santos
(1990 tomado como base conceptual para este trabajo; en cuanto a que las características
espaciales preexistentes, vinculadas con formas, e incluso con modos de producción
distintos al dominante, prevalecen en el tiempo y se conjugan con aquellos de nueva
introducción coexistiendo en el espacio; el espacio se comporta así como un producto,
continente de tiempos múltiples, de hechos sociales múltiples, de momentos históricos
múltiples.
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5. Si se toma en cuenta que “tanto la agricultura como el resto de las actividades
económicas no petroleras del país, han evolucionado amparándose en un modelo de
acumulación basado en la sustitución de importaciones y en la renta petrolera" (Gutiérrez;
1992:36), puede sostenerse que los patrones espaciales que tienden a mostrar mayor fuerza
en sus líneas de reproducción temporo-espacial, son en gran medida el resultado del modelo
de acumulación dominante, es decir, el capitalista rentístico.
6. Las medidas macroeconómicas adoptadas por el Estado venezolano y, particularmente
las aplicadas al sector agrícola, que tienden a restringir y, aún, a eliminar los subsidios
directos e indirectos que durante años se dirigieron al sector,necesariamente provocaran
cambios en los patrones espaciales. Posiblemente, algunos renglones que aquí se
clasificaron con tendencias muy dinámicas y dinámicas, ingresarán en los próximos años a
tendencias espaciales ínerciales y regresivas, por cuanto muchos de estos rubros
(particularmente cereales, hortalizas y frutales comerciales, porcino y aves) se fundamentan
en sistemas de producción que tienen una alta dependencia de ínsumos y materias primas
de origen importado.
BIBLIOGRAFÍA
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Fundación Polar-Ministerio de Agricultura y Cría, Caracas. 162 p.
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GUTIÉRREZ, Alejandro. (1992). Gasto Público y acumulación de capital en la agricultura
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LA+AGRICULTURA+VENEZOLANA&hl=es&ct=clnk&cd=13&gl=ve

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